Por motivos que desconozco, en la sección de comentarios de blogger se ha colocado como "spam" seis mensajes que no lo son, entre ellos dos del Sr. Gregorio Huaroto, que indican que el Club Pinerolo quedaba en La Molina. En verdad, este club quedaba primero en la Av. Salaverry, en los cincuentas; posteriormente los clubes de equitación se mudaron, y tengo fotos de un segundo local del Club Pinerolo en Monterrico, no en La Molina, según el sello del club que figura en la parte trasera; las fotos están fechadas: 15-1-1968. En una de ellas se ven los "pabellones de boxes" y en otra la llamada "Pista Morosini" (desconozco por qué se llamaba así), de 500 metros, alrededor del club. Esas fotos no las voy a postear todavía, será para otra ocasión.
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Muy amable por su mención. El Club Pinerolo quedaba de camino a Manchay, al circuito de Moto Cross. Sí esa localidad pertenecía a Monterrico y no a La Molina, es algo que vengo a saber ahora, gracias a la gentil precisión de su excelente blog.
ResponderEliminarGregorio Huaroto Offenhauser
yo vivo hasta ahora muy cerca a lo que fue el club pinerolo estaba por el colegio pio Xll a unas tres cuadras eso es Monterrico y el pinerolo funciono desde 1968 mas o menos hasta 1975 de alli en adelante fue desapareciendo lentamente el dueño del club se hacia llamar conde!!! y era un señor Morosini
EliminarSe llamaba así por el Conde Morosini, pintoresco personaje que se paseaba a caballo por las calles de Monterrico cuando yo era niño en los años 70's
ResponderEliminarEl Club Pinerolo quedaba en Monterrico detrás del actual Colegio Weberbauer
ResponderEliminarEl " Conde de Morosini " era sin duda un personaje pintoresco. Se ponía guantes blancos. Sus alumnos marcaban su tarjeta y le daban la mano. Antes estacionaba su auto en su parqueo marcado con su letrero " Cadillac del profesor " y tenía caballos muy bien entrenados para clase, como los alazanes Trovattore Revolución y Psicodélico que creo que duraron vivos mas de 30 años. El Dr Mostajo se paseaba con sus bellos pintos y tordillos en la calle acompañando a los alumnos bien uniformados sobre sus caballos de clase. Se forjaba el buen asiento de los niños ensartando anillos en palos ubicados al borde del picadero de clase.
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